Cosas que me pertenecen



Estas últimas noches, reconociendo mi rostro en el espejo, el silencio y las luces que van alumbrándome una mirada tímida emerge de la penumbra de un taller. No sé si soy yo, si realmente soy ese qué se sitúa impávido frente al espejo, tratando de no moverse.  Hago lo mejor que puedo, no por ser fiel a la imagen que observo más bien por entender qué esa nariz, o la cuenca de mis ojos, la forma de mi craneo o las luces que va formando mi rostro son cosas que me pertenecen. Todavía no estoy ahí, pero voy acercándome poco a poco.

 

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