Pequeña hormiga





Desde los paseos en la mañana hasta los últimos cigarrillos en la mesa del escritorio, todo me resulta indiferente, ahora que elijo no mirarme al espejo; pues me desconozco, y voy reconociéndome en otros lugares. Soy verdad en el papel, en la tinta, en el desconcierto y también en la nostalgia.

Ahora las patitas en mi rostro, más tarde estaré bien, lo prometo.


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