Pedazos

Me vió las ojeras, la mirada perdida, los dedos enmelándoseme en el bote de dulce de leche, mientras deglutía las galletas empapadas. 
¿Fumaste? -preguntó. Medité un momento, el instante preciso para que una ola de vergüenza y culpabilidad inundaran mi rostro. Seguidos de un reproche interno, fálico y paternal; el orden moral. 
Sin embargo, recuperé la compostura, y la palabra libertad se instauró nuevamente. Le miré valientemente a los ojos.
Sí -respondí sonriendo. 
Ella sonrió también.

Comentarios

Entradas populares