Pulso Herido

¡Oh, voz antigua, quema con tu lengua esta voz de hojalata y de talco! 
Quiero llorar porque me da la gana, como lloran los niños del último banco, 
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja, 
pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado.

Comentarios

Entradas populares