Apuntes de Fotografía

Ser pesimista te mata el alma. La sociedad donde nos tocó (sobre)vivir nos impone dictámenes a cada tanto, y pobre el que no las cumpla; la severidad con la que se lo trata después cae en tentativas de indiferencia y exclusión, y eso es algo mínimo: Los locos quedan resguardados de los demás en instituciones psiquiátricas. Me recuerda a un capítulo de Rayuela, donde Oliveira y Traveler se quedan de administrativos de un Psiquiátrico. Es decir, la gran paradoja, el chiste por excelencia está en la misma idea de que Horacio y Manú, par de personajes de infinita locura, se quedan resguardando a los locos "verdaderos".
Esa misma crítica, la que plantea Cortázar, es una gran elaboración de la gente distinta dentro de una sociedad (que es la suma de una sociedad misma y totalitaria por igual, todos los fuegos el fuego) Pero resguardándose sutilmente de no enlodarse con pesimismo: esto es una mierda, pero en realidad no es tan mierda como parece.

Ser pesimista es caer, y la caída, por donde se vea, implica una desilusión. Es por eso que los artistas casi siempre son pesimistas. Aunque sea loable caer y levantarse, o caer y disfrutarlo, con el tiempo toda esa falta de tacto aburre, llega a un hastío que nadie disfruta. Y así nos protegemos dentro de el amor. Animales indefensos.

¿Cómo miro yo a la sociedad? Pues algo maravilloso que aprendí con la Ayahuasca, es que pese a mi solitariedad impuesta, soy capaz de sentir empatía; capaz de darme cuenta de que aunque deteste al otro lo entiendo y lo respeto. Creo que es bueno ser así, es mejor involucrarse de tanto en tanto y no ser el simple ojo del fotógrafo, empecinado en perpetuar, sin darse cuenta que a la vida no hay que perpetuarla.

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